Miércoles, 19 de Diciembre 2018
IBEROAMÉRICA: ESTADO DE DERECHO E
INVERSIÓN
La estabilidad política como factor
determinante para atraer capitales
Entre el vaivén político que producen las
democracias endebles y los atascos que la ejecución presupuestaria de proyectos
de desarrollo, que bien por inoperancia burocrática o desviación de fondos
públicos, presentan algunas administraciones públicas iberoamericanas, aunado a
la carencia de una base legal sostenible y confiable que abone y consolide un
terreno propicio para las inversiones en el área, no puede concretarse un
desarrollo sostenible, por el contrario, los países con “insuficiencia
democrática” e instituciones públicas en entredicho por su sumisión y
obediencia genuflexa al Poder Ejecutivo, suelen experimentar mayor
vulnerabilidad a consecuencias como: aumento de sus deudas públicas,
congelación de los financiamientos internacionales, aumento de sus índices de
pobreza y una diáspora sostenida de su valioso activo humano.
El Estado de Derecho no supone
un marco normativo monolítico que en vez de promover inversión, atosigue
iniciativas para atraer capitales provenientes del ala pública o privada
internacional. El desempeño de las políticas económicas regionales, vale decir,
la eficiencia de las Administraciones de los erarios públicos a la hora de
llevar a cabo proyectos acordados bilateral o multilateralmente, es monitoreado
permanentemente con rigor científico por organismos calificadores de riesgo que
dan pautas claras sobre el panorama de
inversión en el área.
El financiamiento internacional
que se traduce en financiación a través de capitales extranjeros, es
directamente proporcional a la confianza y a la seguridad jurídica que debe
mostrar el perfil político del País miembro optante del crédito respectivo. En
otras palabras, el marco legal interno de cada País iberoamericano, no es más,
que el “saber a que atenerse” de los inversionistas, de donde dimana la
seguridad jurídica y por ende política necesarias para invertir. Cubierto éste
flanco, comienzan a establecerse puentes a través de alianzas estratégicas con
base a la premisa “ganar-ganar” para obtener los mejores beneficios para los
estados contratantes.
Ahora bien, luego de analizados
algunos de los resultados contenidos en el Informe de la Cooperación Sur-Sur en
Iberoamérica 2017, producido por la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB),
observamos por ejemplo, el balance de la Cooperación Triangular, que es un “…
mecanismo de negociación internacional con tres roles para cada proyecto o
acción, donde un Primer Oferente es responsable del fortalecimiento de
capacidades y sólo puede ser ejercido por un País en desarrollo de América
Latina, un Segundo Oferente, que puede ser tanto un País desarrollado como en
desarrollo de cualquier región o un Organismo multilateral. Su labor es la de
apoyar técnica, institucional y/o financieramente dicho proceso de
transferencia de capacidades, y un Tercer elemento Receptor, que es el
destinatario del proceso de fortalecimiento de capacidades y que está
representado por al menos un País de América Latina…”
La SEGIB detalla en el Informe
arriba indicado, que entre los primeros OFERENTES en la Región, figuraron Chile
con un 29.8% de Proyectos, Brasil (18.14%), México (16%) y Argentina 9% y
agrega en su desarrollo estadístico, que otros países también transfirieron sus
capacidades en proyectos bajo el sistema de cooperación triangular: Uruguay,
Perú y Costa Rica, en cinco ocasiones cada uno de ellos; Colombia, en cuatro
ocasiones, El Salvador, dos proyectos. Igualmente se mencionan Proyectos que
tuvieron como Oferentes a Países como: Panamá, Ecuador y República Dominicana,
puntualizando el Informe SEGIB que…”para todos los países, el espacio en el que
principalmente se desarrollan sus iniciativas, fue el iberoamericano”.
Con esta mención de datos, se
pretende establecer que no todos los países de la región iberoamericana son susceptibles
de fortalecer capacidades o de apoyar técnica, institucional y/o
financieramente, el proceso de transferencia para establecer ventajas
comerciales y complementariedades entre los socios. En las Naciones
favorecidas, una de las razones de peso, amén del examen de los flujos
comerciales de cada Estado, es que tanto el derecho a la propiedad, como los
derechos humanos son respetados y aunque sus sistemas judiciales adolezcan de
falencias que deberían ser corregidas a mediano y largo plazo, ofrecen la
seguridad necesaria para hacerse de préstamos internacionales, toda vez, que su
categorización es confiable o “positiva” según las operadoras de riesgo que dan
luz verde a los financiamientos.
La inseguridad jurídica y la
mora de algunos países en el cumplimiento de los compromisos internacionales,
han hecho redirigir la mirada de los antes socios potenciales y ahora decididos
acreedores, hacia la renegociación de deudas que en algunos casos, comprometen
buena parte, si no todas, de las reservas internacionales de los países
deudores.
Dentro de las organizaciones
multilaterales dedicadas a la financiación de proyectos viables de desarrollo
económico, social e institucional, promoviendo además la integración comercial
regional en América Latina, es de obligatoria referencia el Banco Interamericano
de Desarrollo (BID), el cual, según leemos en su WEB SITE es:“el más grande en
su tipo (desarrollo regional) y cuyo origen se remonta a finales del siglo XIX.
No tiene relación directa con la Organización de Estados Americanos (OEA) ni
con el Fondo Monetario Internacional (FIM) o con el Banco Mundial…”, mención
obligatoria que se hace por cuanto éstos últimos, siempre son satanizados por
los países deudores cuando al no poder honrar sus obligaciones por problemas de
inejecución presupuestaria y corrupción, atacan a los acreedores cuando éstos
cesan sus préstamos o ponen condiciones más onerosas para la renegociación de
las acreencias.
El BID está conformado por 48
países clasificados en miembros no prestatarios (22) y miembros prestatarios
(26) que se subdivide en dos grupos de acuerdo a la cantidad de financiamiento
que son susceptibles de recibir.
Colombia por ejemplo, pertenece al segundo grupo junto a Belice, Bolivia, Costa Rica,
Ecuador, Panamá y República Dominicana entre otros. Algunos de estos países,
son Oferentes en negociaciones de Cooperación Triangular y tal como se ha
señalado a lo largo de la nota, el desempeño de sus políticas económicas con
las particularidades características de cada Estado, les permiten participar en
el desarrollo de proyectos con financiamiento internacional.
Venezuela figura en el Grupo 1
del esquema arriba señalado, vale decir, como miembro prestatario, pero
demostrando patrones de incumplimiento cada vez más difíciles de superar. En los
actuales momentos, han sido suspendidos los préstamos a este País por
encontrarse en mora en el pago de 88.3 millones de dólares. Las sanciones
internacionales producto de los desmanes de un régimen de corte dictatorial,
con índices de criminalidad nunca vistos, constantes violaciones de los
derechos humanos y una corrupción cuyos autores siguen siendo juzgados fuera de
sus fronteras por carecer de un Estado de Derecho confiable, ilustran una
ecuación simple pero contundente: “Democracia igual a Estado de Derecho y
Seguridad Jurídica igual a Financiación”.
Abogado César Enrique López Bacaicoa.
Miembro del
Comité Coordinador de la
Comisión
Iberoamericana de Relaciones Diplomáticas,
Protocolares y
Gremiales
Jurista y
ciudadano Iberoamericano
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