Martes, 12 de Febrero 2019
LA “TROIKA TIRÁNICA” LATINOAMERICANA
El peligro
del triángulo castrocomunista en América
La palabra “troica” (triada en español),
refiere un trío de personas, instituciones u organizaciones. Así se definía en
el argot de la comunidad internacional, el triunvirato formado por la Comisión
Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional.
Igualmente, se conocía como Troika NKVD, al Comisariado del Pueblo para Asuntos
Internos o antiguo servicio de inteligencia soviético, que se encargaba de
atender todo lo atinente a la seguridad nacional y las comisiones de tres
personas, que servían de instrumento de castigo extrajudicial en el mismo
territorio.
Dentro de la escala de acepciones,
se incluyen además, con el término “troika” la denominación de una danza
tradicional y de un tipo de trineo ruso. Pero el vocablo cobra especial
importancia en boca del Consejero de la Casa Blanca para la Seguridad Nacional
Jhon Bolton, al calificar recientemente como “troika tiránica” a las regiones
de Cuba, Venezuela y Nicaragua, con sistemas de gobierno comunistas, que cada
vez más saltan a la palestra pública no por sus descubrimientos científicos o
por sus índices de desarrollo, sino por sus nefastas estructuras de represión,
hambre, pobreza y violación de los derechos humanos.
La alusión del funcionario estadounidense
lleva evidentemente el dardo preciso, dirigido a los falsos predicadores del
igualitarismo económico social, apuntando al origen ruso de un término que de
alguna manera, se asocia con la mano de hierro de la autoridad comunista contra
los detractores. Claro está, la tríada de los tres países: Cuba, Venezuela y
Nicaragua , es hija fiel y obediente de una poderosa potencia mundial, que no
se caracteriza precisamente, por hacer gala de la vena democrática caras
adentro.
La “troika de la tiranía” denota amenaza. Una oscura sombra que cubre y
asfixia a dos países de la América Central y a Venezuela, la primera nación que
encabeza el mapa geográfico de América del Sur. No se necesita ser un experto
para advertir, que la preocupación del gigante del Norte, tenga fundamentos por
demás obvios como la primera potencia democrática del planeta.
A veces choca entre los
detractores del “imperio capitalista”, que Estados Unidos ostente un sólido
régimen de libertades, con preeminencia de la ley ante todo y para todos. En
esta tierra se puede salir adelante luchando intelectualmente, y lo más
importante, obteniendo un beneficio directamente proporcional al ingenio propio
y al reto profesional para consagrar metas que todos buscamos durante la vida,
es decir, siempre hemos escuchado hablar del sueño americano, nunca del sueño
ruso y mucho menos, de la calidad del desarrollo económico y social en los
países satélite que ostentan el comunismo como sistema de gobierno.
Las raíces del comunismo de esta peligrosa
“troika tiránica”, están plantadas en el semillero de la revolución cubana de
1959. Fidel Castro soñó siempre con constituir un bloque comunista con la
excusa de hacer prevalecer la justicia social “obrera e igualitaria” por sobre
el “capitalismo salvaje y opresor”, pagando eso sí, un altísimo precio en
cuanto a libertad y respeto a la dignidad humana y sustituyendo el “temible
libre mercado”, por la indecente fórmula comunal, donde todos deben producir lo
que se les ordena y comer lo que se les da, entiéndase “racionamiento”. Los
fusilamientos y cárcel a quienes se atreven a disentir del “mar de la
felicidad” cubano (como lo llamo el inefable Hugo Chávez), siguen colocando a
la isla caribeña como un permanente violador de los derechos humanos.
Venezuela cayó en las manos de Hugo Chávez (y
de los Castro) a través de la vía electoral en 1998, luego de que éste fracasara en su intento de tomar el poder de
facto en 1992. El “Comandante” venezolano, bastante escaso intelectualmente y
emocionalmente vulnerable por sus complejos sociales, más que por su decadente
ideología de pobreza y miseria, fue aprovechado al máximo por el dictador
cubano, auspiciando la reforma de la Constitución de 1961 y castrando al Poder
Judicial de hombres probos por sujetos con prontuario criminal, pero
siempre dispuestos a asentir los
desvaríos del tirano.
El patrón ideologizante es siempre el mismo:
los nobeles integrantes de la “troika tiránica” (Venezuela y Nicaragua) han ido
desmontando la estructura del Estado, fortaleciendo el Poder Ejecutivo y
sometiendo al Legislativo y al Judicial a sus designios. El resultado?, un
oscurantismo medieval que se presenta con un marco de falsa legalidad,
elecciones amañadas, burla perenne y recurrente a las críticas y a las
realidades más lacerantes de hambre, enfermedad y penurias urbanas entre otras.
La negación sistemática de lo obvio es tal, que ya causa un asco moral infinito
entre los venezolanos que deben soportar las letanías revolucionarias cada día.
Otra de las afectaciones más
importantes, es la sumisión de la jerarquía militar, comprometidos en buena
parte hasta los tuétanos de beneficios y prebendas. Hasta los uniformes fueron
sustituidos en su diseño a semejanza del modelo cubano, un símbolo que no pasó
inadvertido para muchos pero que fue acogido con beneplácito por los adulantes
del “Comandante en Jefe”, ávidos de fortunas y ascensos. Los valientes, los no
“troikos” que se plantan ante el atropello y la mediocridad, van siendo
acorralados y/o degradados hasta su desactivación definitiva como células
pensantes en la Fuerza Armada Venezolana.
En la misma línea y como
complemento necesario a la presunta seguridad patria, la satrapía cubana
recomienda la instauración de milicianos como fuerza paralela al ejército
nacional. Tampoco actúan solos, sino con la connivencia de los llamados “colectivos”
(fuertemente armados) y los “pranes”, que son los cabecillas de las bandas de
delincuentes apertrechadas con fusiles de guerra y cualquier tipo de artefacto bélico. Estos grupos, constituyen
una fuerza paramilitar que abona el terreno de la intimidación a la sociedad
civil.
En la actualidad, las ficciones
y refriegas entre los soldados hambrientos y los generales que se alimentan
opíparamente resultan inocultables. Cientos de militares de rango medio y bajo
han solicitado sus “bajas del servicio armado”, otros, han tenido que abandonar
la carrera militar al comprender, que la defensa de la soberanía patria, se ha
convertido en un sinsentido ante la entrega sostenida y sin reparos de las
instalaciones, los equipos, la logística y los sistemas de inteligencia en
manos de los jerarcas de la Habana.
Las concesiones mercenarias
del acanallado régimen, dieron y siguen dando pié a miles de avisos de peligro
a la comunidad internacional. Los grupos terroristas colombianos (FARC, ELN
etc), las temidas células del Hezbollah libanés y del Hamas palestino, hacen
vida con total impunidad en territorio venezolano. Cuesta creer que una
realidad tan nefasta y tan oportunamente denunciada, no haya producido una
respuesta contundente y sin aspavientos ante el asentamiento de grupos irregulares
en un sector geoestratégico tan importante de la América del Sur. Un abanico de
sanciones económicas y morales pretenden acorralar al régimen venezolano, el
dictador empero, sigue allí,
grandilocuente, envanecido y desafiante.
La Troika tiránica ha llegado
demasiado lejos. Lo que se consideró en su momento como “predicciones
inflamadas” por parte de los defensores de la libertad, la justicia y la paz
democrática, se transformó en un monumental problema gracias al desinterés, el
abandono y la falta de toma de decisiones sin titubeos que en su momento debieron
acometerse con determinación frente a la soberbia, los insultos y los coqueteos
de los grupúsculos comunistas del triunvirato con los enemigos de Estados Unidos.
La diplomacia anuncia siempre
propósitos y acción. Venezuela se encuentra en un momento crucial. Las
advertencias han sido dadas y el diagnóstico del caos político, social y
económico y sus consecuencias, clama por acciones concretas, ya no declarativas,
porque a los países democráticos de América con Estados Unidos a la cabeza, les
toca ahora afrontar una tormenta con potentes vientos de maldad y muerte, que
se cierne espesa sobre el suelo latinoamericano.
Abogado
César Enrique López Bacaicoa.
Miembro del
Comité Coordinador de la
Comisión
Iberoamericana de Relaciones Diplomáticas,
Protocolares y
Gremiales
Jurista y
ciudadano Iberoamericano
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