jueves, 27 de agosto de 2015

LA AVALANCHA DE NORMAS LEGALES: SEGURIDAD JURÍDICA O CONFUSIÓN GENERAL.



La exteriorización de nuestros pensamientos constituye la materialización de nuestra conducta, siempre sometida al escrutinio público en el transcurso del tiempo, y  constituye una de las fuentes del derecho cuando no es contraria al orden público o las buenas costumbres.

Indudablemente, el hombre ha creado todo un estamento normativo (derecho positivo) para reglar su comportamiento en las diferentes áreas que atañen a su cotidianidad. Como es natural, esta circunstancia, es por demás necesaria para encuadrar actitudes y pareceres socialmente aceptados en una convivencia normada y coherente, pero se hace reprochable cuando el volumen de normas jurídicas a cumplir, hace imposible el camino del desarrollo y normal desenvolvimiento de la actividad de que se trate, bien de índole individual o corporativa.

Nuestro Código Civil precribe en su artículo 2, algo que hemos escuchado muchas veces: "La ignorancia de la Ley no excusa de su cumplimiento". Estamos en presencia de lo que legalmente se define como una ficción jurídica, porque nadie conoce todas las leyes, pero la presunción de su existencia es por demás importante para mantener el justo nivel en el ejercicio de deberes y derechos que poco a poco vamos acatando, so pena del castigo o coerción que surge como elemento esencial para que una norma legal, sea considerada como tal. 

El equilibrio entre la normalidad y la saturación de reglas que a la postre no se cumplen, suele devenir en dos actitudes, la primera de ellas, la más absoluta indiferencia hacia la norma porque aunque tenga previsto un castigo a su no cumplimiento, no existe manera de implantarlo oportunamente desde el punto de vista procesal, la segunda, es la confusión en las premisas que constituyen la conducta que pretende reglarse, con lo cual, siempre se crea un mecanismo "paralelo" de comportamiento, que también se hace costumbre, porque sencillamente: "siempre se ha hecho así". La combinación de ambas variables, conforma un "enredo interpretativo" que se traduce en el desdén, por el cumplimiento de leyes, decretos, providencias administrativas y demás instrumentos jurídicos que dada su cantidad, se contradicen en sus contenidos y en la materia que pretenden normar en no pocas ocasiones, y cuyo carácter obligante, es burlado o sencillamente imposible de sobrellevar en el mejor de los casos.

Otra de las consecuencias de la avalancha normativa, es que resulta prácticamente imposible mantenerse actualizado con respecto a la legislación "vigente", porque hay Resoluciones que duran tan poco, y son sustituídas tan pronto, que en no pocas ocasiones, nos vemos en la penosa situación de aplicar normativa que ha sido derogada en cuestión de días a casos cuya regulación, ya ha sido cambiada por otra distinta.

Todos los excesos son malos, se escucha una y otra vez, sólo agregaremos, que en el caso legal, son catastróficos, porque cuando la normativa jurídica es tanta que genera una verdadera marea de confusión y desapego a las normas, el resultado es la ANARQUÍA total en todos los estratos sociales, y lo estamos viendo y percibiendo con asombro, dolor y pesadumbre.



ABOG. CÉSAR ENRIQUE LÓPEZ BACAICOA
INPREABOGADO. 36.149
C.A.D.C. 21.659