Lunes 20 de Octubre de 2021
LA DIPLOMACIA EN IBEROAMÉRICA: CUMBRES, DIÁLOGOS
Y EXPECTATIVAS
La diplomacia como instrumento regulador de las
relaciones internacionales: habilidad, sagacidad y convicción democrática
Nota:
El presente trabajo contiene un extracto de algunos artículos anteriores
publicados relacionados con el tema en cuestión, con comentarios adicionales de
actualidad.
El
revuelo que suponen los sesgos ideológicos, la anomia social, el torrente
migratorio venezolano, la violación recurrente de los Derechos Humanos y el
temor de los inversionistas reflejado en la estampida de capitales foráneos,
han configurado un bodrio de circunstancias adversas que claman por
interlocutores preparados y capaces de
establecer, desarrollar y sostener, propuestas que vayan más allá de las
declaraciones retóricas y alambicadas, que si bien pueden asomar una posición
determinada en un momento preciso, no se traducen en acción concreta y
solidaria con posterioridad.
La
activación del brazo derecho de la política, la diplomacia, tiene un papel
preponderante para mitigar tensiones, para llevar a buen fin negociaciones y
acuerdos que ayuden a superar la penosa situación por la que atraviesan algunos
países de la región, alejados de la democracia y el Estado de Derecho con un
pasmoso efecto contaminante.
Grupos de apoyo y Cumbres
Iberoamericanas
Estamos
precisamente, en una fase en que se han aunado esfuerzos a través de un
concierto de voluntades para estructurar un frente de apoyo permanente que
ayude a salir a flote a los países del atasco dictatorial. Pese a las críticas,
el Grupo de Lima, ha sido ejemplo del ejercicio de una diplomacia valiente y solidaria constituida “ad
hoc” para hacer frente al descalabro económico, político y social en que se
encuentra sumida la cuna de Simón Bolívar. (1)
En el cauce del río diplomático, podemos
delimitar varias vertientes en la vista de los elementos que estructuran la
actual diplomacia iberoamericana, la diplomacia de las Cumbres Iberoamericanas
de Jefes de Estado y la cultural, como instrumento de vinculación estable y paz
duradera (2). La escisión entre ambas nos resulta necesaria, si bien, en su
contexto, son de valor e importancia semejantes.
La comprensión de los esfuerzos diplomáticos
llevados a cabo por las diferentes legaciones, por instrucciones de los Jefes
de Estado a través de sus cancilleres, embajadores etc, para conjurar fenómenos
geopolíticos, impone observar, qué temas provocan reacciones convulsivas en las
relaciones internacionales para sumar voluntades integradoras y de apoyo
multilateral en el escenario político de una región que permea sus problemas
con trascendencia indudable, más allá de zonas fronterizas vecinales. El asunto
fronterizo venezolano por ejemplo, amén de llevar casi al colapso el sistema de
seguridad social en la zona fronteriza con Colombia, también ha desatado brotes
xenófobos en países como Chile, Panamá, Curazao, Trinidad y algunos europeos
que empiezan a endurecer las solicitudes de asilo y refugio a los inmigrantes
(3).
Tal como referimos en anterior
publicación relacionada con la última Cumbre Iberoaméricana celebrada en
Andorra (2021), la reunión de Jefes de
Estado fue el resultado de un plan de trabajo llevado con constancia,
dedicación y eficiencia por parte de la Secretaría General Iberoamericana
(SEGIB) durante los dos años posteriores a la Cumbre de Guatemala, donde no
sólo se impulsaron los mecanismos diplomáticos necesarios para construir la
base del diálogo, la concertación y la complementaridad entre países, sino que
se propiciaron y establecieron puentes
para la práctica y afianzamiento del
multilateralismo y de la innovación, para enfrentar y resolver dificultades
comunes a la mayoría de los miembros de la comunidad iberoamericana.
La Cumbre Iberoamericana de Andorra (2021) ha servido para ahondar en
el asunto y a través de propuestas concretas de España y Argentina, entre otros, se ha propuesto recapitalizar bancos
de desarrollo y evaluar los Derechos Especiales de Giro (no representan deuda)
como mecanismo dispuesto por el Fondo Monetario Internacional para obtener los
recursos económicos necesarios y poder avanzar en la meta prevista en la Agenda
2030, porque tal y como quedó sentado en la intervenciones de los ilustres
invitados y de la Secretaria de la SEGIB Rebeca Grynspan, “No hay desarrollo sostenible si no se enfrentan los retos
estructurales…”y estamos claros en que con economías depauperadas, no se pueden
establecer planes de desarrollo sostenible. En este contexto y no menos
importante, es la propuesta de creación del Fondo Iberoamericano de Garantías Recíprocas como fuente de sostén
y apoyo permanente que permita mejorar sustancialmente la cooperación Sur –
Sur.
De
manera que es por demás plausible, el interés por atender con propuestas
concretas y promisorias, los asuntos que atañen al área de deuda pública y
financiamiento, empero es ineludible monitorear los eventos geopolíticos y el
reacomodo del escenario internacional en cuanto al tutelaje político y/o
económico de las grandes potencias con respecto a áreas sensibles por su
ubicación estratégica, sus riquezas (materias primas) y la estabilidad interna
de determinados países que podrían poner en entredicho, los dos primeros
intereses mencionados.
El rol
de los mediadores internacionales
Es
necesario señalar, que la mediación diplomática tiene su asiento normativo en
el Preámbulo de la Carta de Naciones Unidas, el cual contempla esta herramienta
diplomática como un instrumento activo para el arreglo pacífico de las
controversias (artículos 2.3 y 33.1-2). Este es un mecanismo de gran
versatilidad en los que un tercero busca acceder a dos actores internacionales
o a dos partes dentro del territorio de un sólo actor.
En el asunto de las conversaciones de paz
sostenidas desde hace mucho con los grupos guerrilleros latinoamericanos, con
presuntas convicciones ideológicas de izquierda, pero con un profundo arraigo
criminal asentado en el narcotráfico. Noruega asumió el rol de “facilitador” en
el proceso de paz entre el gobierno guatemalteco y la Unidad Revolucionaria
Nacional (URNG) en Guatemala a partir de 1990. El país nórdico integró el
equipo de varios países amigos por Guatemala, que se aunaron a las iniciativas
de la Organización de Naciones Unidas, en el propósito de activar la mediación
internacional.
En la gestión diplomática arriba mencionada,
participó también España junto a dos países latinoamericanos y Estados Unidos.
Para 1996, se firmaron en Oslo, una serie de acuerdos previos que concluyeron
en un documento de paz definitivo, suscrito ese mismo año.
Otro antecedente importante de obligatoria
mención, en la gestión de la diplomacia iberoamericana por parte de Noruega,
fue su participación en el proceso se Paz colombiano a finales de 2012. Las
conversaciones de paz se produjeron entre el gobierno de Presidente Juan Manuel
Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC), partícipes de una
despiadada guerra que dejó un saldo de un cuarto de millón de muertos, miles de
desaparecidos y millones de desplazados.
Luego de seis años de negociaciones, en 2016
se suscribió en La Habana, Cuba el acuerdo final de paz colombiano. Ahora, tres
años más tarde, surge la reflexión necesaria con respecto acerca de la claridad
en la aplicación de conceptos fundamentales que atañen a la diplomacia y al
derecho. Negociar la paz no significa perdonar crímenes de lesa humanidad. El
poder que detentan los grupos guerrilleros y paramilitares a la sombra del
narcotráfico es fenomenal. (4)
Actualmente se llevan a cabo en México,
procesos de diálogo entre representantes del régimen venezolano y del bloque
opositor al mismo y aunque la visión de muchos continúa haciendo hincapié en un
asunto capital en materia de legitimidad, más concretamente, si la presencia en
una mesa de negociación convalida y legitima la capacidad jurídica de uno de
los actores fundamentales con gravísimas acusaciones la violación recurrente de
los Derechos Humanos y delitos de lesa humanidad. La primera orientación de
cualquier legación diplomática, en el cumplimiento de una misión tan delicada y
urgente como lo es la reconstrucción del depauperado Estado venezolano, no
puede ser otra que establecer puentes a través de sus representantes para el
definitivo cese de la situación calamitosa que viven millones de ciudadanos
dentro y fuera de Venezuela. La activación del Trato Interamericano de
Asistencia Recíproca (TIAR).
Recordemos que luego del retiro de Venezuela
de la Organización de Estados Americanos (OEA) de Venezuela, por parte de la
entonces Ministro de Relaciones Exteriores (2017), acusándola de efectuar
presuntamente …“acciones intrusivas contra la soberanía, se produjo la
reversión de este hecho debido a que: …”por votación en la OEA, la mayoría de
los países reconoció a Juan Guaidó como presidente interino de su país …El 29 de mayo de 2019,
la Asamblea Nacional de Venezuela, aprobó en una primera discusión el retorno
del país al TIAR…” (5). Toca pues la representación diplomática del gobierno
interino, trabajar con tesón y sin dilaciones para que se cumpla el cometido
legislativo. Por lo demás, en agosto de 2019 se informó la incorporación
oficial de Venezuela ante la OEA.
Lo cierto es que, en la actualidad
latinoamericana, el papel de terceros negociadores en situaciones por demás
difíciles, debe obedecer siempre y sin excepciones, a la protección y defensa
de los Derechos Humanos, máximo cuando cualquiera de las partes se encuentra
incursa en delitos de lesa humanidad, debidamente investigados y cotejados con
un procedimiento judicial ante la Corte Penal Internacional. La vida, la
libertad y todo lo que estos derechos conlleva, no son negociables. Cualquier
alejamiento de esta verdad incontrastable, sólo genera sospechas que nunca
pueden ser solapadas bajo la sombra de intereses económicos o comerciales y
menos cuando por añadidura, las denuncias de corruptelas gravitan alrededor de
las partes interesadas. Ningún tercero negociador puede allanar a través de la
diplomacia, conductas que la Comunidad Internacional ha denunciado como
irregulares ante los Organismos internacionales.
La
Unión Europea y España en su rol preponderante en la diplomacia iberoamericana
Unión Europea
La escritura de estas reflexiones ha
coincidido con el Día de la Hispanidad, por lo que resulta ineludible
mencionar, que el primer agente dinamizador con que cuenta Iberoamérica para
consolidar un apoyo más que necesario en algunas de las antiguas colonias
españolas, es precisamente el profundo arraigo cultural, las relaciones
bilaterales consolidadas y naturalmente, el idioma, el cuarto más hablado en el
planeta.
Dada la complejidad del contexto geopolítico
latinoamericano, España no debería circunscribirse únicamente al área de la
tecnología, el comercio y la economía, elementos fundamentales en la fluidez
internacional de los negocios bilaterales. Lo álgido del asunto, es que los sistemas democráticos
de algunos de los socios españoles, han escorado con una velocidad pasmosa en
la región, y necesitan apoyo y refuerzo para no sucumbir del todo. Ya existen
regímenes donde sólo prevalece un poder ejecutivo plenipotenciario y “benefactor”
(dictadura), donde las instituciones son una mera caricatura y el Estado de
Derecho una quimera, entonces, sin principios democráticos y con sistemas
judiciales comprometidos y cuestionados, con violación constante de Derechos
Humanos, reconocidos en su reciente Informe Preliminar por la Fiscal saliente ante
la Corte Penal Internacional (CPI) y tramitados por el funcionario acusador
entrante.
En este contexto, se han producido
fricciones importantes entre la Unión Europea (UE) y el Régimen venezolano.
Resumiendo al máximo la cronología de los hechos, comenzaremos por decir que en
Noviembre de 2017, el Consejo de la Unión Europea “…impuso a Venezuela medidas restrictivas
consistentes en un embargo de armas y equipos destinados a la represión
interna, así como en la prohibición de viajar y la inmovilización de activos
respecto de las personas incluidas en la lista. Las medidas son flexibles y
reversibles, y se han concebido de forma que no perjudiquen a la población
venezolana. El Consejo ha incluido hoy a once altos cargos venezolanos en la
lista de personas sujetas a medidas restrictivas, por su participación en actos
y decisiones que socavan la democracia y
el Estado de Derecho en Venezuela…Las acciones que han motivado la decisión de
incluir a estas personas en la lista son, entre otras, la incoación de procesos
penales por motivos políticos… así como graves violaciones a los derechos
humanos y restricciones de libertades fundamentales como la libertad de prensa
y la libertad de expresión…”
El 29 de junio de 2019, el Embajador de la
Unión Europea en Venezuela fue conminado a abandonar el País en 72 horas. No ha
sido el único representante diplomático “invitado” a abandonar el país, tanto
el régimen chavista, como el madurista, han dado buena cuenta de legaciones
diplomáticas y consulares por desaveniencias que han roto los hilos de
comunicación necesarios entre gobiernos de la región.(6)
España
España siempre ha sido un faro para la Unión
Europea en las relaciones diplomáticas con Iberoamérica debido a su
contribución al progreso de sus antiguas colonias.
El 25 de septiembre de 2015, 193 países se
comprometieron con los 17 objetivos del Desarrollo Sostenible de la
Organización de Naciones Unidas y su cumplimiento para 2030 (7). Esto supone un
gran reto para los cuerpos diplomáticos porque la multilateralidad marca la
pauta para el cumplimiento de las metas a nivel global.
Desde
nuestra perspectiva, si bien existe un concierto de voluntades para llevar a
cabo los objetivos programados en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible
(ONU), no lo es menos que el marco político en el que ha de desenvolverse la
gestión pública para el cumplimiento de
las metas pactadas en la esfera económica, social y ambiental, en el
mejoramiento de la producción agrícola y en la lucha por la desnutrición, debe
ser el que propugne por la democracia, la decencia política y la transparencia
en la administración de los recursos públicos y el apoyo internacional. Ya lo
referimos al inicio de estas ideas, la diplomacia es el brazo derecho de la
política y el derecho internacional, el instrumento en el que debe asentarse su
ejecución.
Conclusión
Las relaciones internacionales de los
miembros de la comunidad iberoamericana, independientemente de los mecanismos
diplomáticos que se instrumenten para buscar y establecer puentes de concordia,
entendimiento y respeto mutuo, ha de ceñirse siempre al respeto del Estado de
Derecho y al contenido normativo obligante para la Comunidad Internacional en
materia de protección de los Derechos Humanos, eso sí, siempre más allá de la
retórica, de los comunicados que reflejan atención previa pero no acción
posterior y del entendimiento acerca del
contenido y alcance de los Tratados y de las consecuencias que acarrea,
sobretodo en el ámbito penal, la responsabilidad de los Jefes de Estado con
tintura dictatorial.
Referencias
(1)
“El Grupo de Lima: Una diplomacia valiente y
solidaria” https://www.juristasproiberoamerica.org/art%C3%ADculos-de-opini%C3%B3n-2019/ )
(2)
https://revistascientificas.us.es/index.php/araucaria/proximos
(3)
(Ref.
“Consideraciones acerca del flujo migratorio venezolano en Iberoamérica”)
https://www.juristasproiberoamerica.org/art%C3%ADculos-de-opini%C3%B3n-2019/ )
(6)
https://www.consilium.europa.eu/es/policies/venezuela/
(7)
https://www.agenda2030.gob.es/recursos/docs/APROBACION_AGENDA_2030.pdf
Abogado César Enrique López Bacaicoa.
Miembro del Comité Coordinador de la
Comisión Iberoamericana de Relaciones Diplomáticas,
Protocolares y Gremiales de la Asociación de Juristas de
Iberoamérica (ASJURIB)
Jurista y ciudadano Iberoamericano
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