EL VOLUNTARISMO POLÍTICO Y EL CONOCIMIENTO DE LA GESTIÓN
PÚBLICA
De un tiempo a esta parte, se habla
reiteradamente del “Know How”, vale decir, del “saber hacer” que atañe a cada
uno de los participantes en un proceso productivo, bien de índole privado o de
gestión pública. Por ello, voluntad sin conocimiento, de nada vale.
Como en cualquier disciplina, trátese de economía,
medicina o política, la voluntad o propósito de los actores sociales puede ser
decidida y por demás loable, pero con no poca frecuencia observamos que el
“querer hacer” y “el saber hacer” no admite dicotomía alguna si el resultado
esperado debe traducirse en hechos concretos, problemas resueltos y prosperidad
a futuro.
Vemos entonces, por ejemplo, la importancia de los
mecanismos de control que los Estados activan a través de instituciones con
autonomía funcional en regímenes democráticos, para vigilar que la ejecución
presupuestaria se ciña conforme a la Ley de Presupuesto que prevé el gasto ordinario
de la Nación. Se “presume”, que los Ejecutores y custodios del Tesoro patrio,
entienden y conocen que al dinero asignado a cada partida presupuestaria, no
puede dársele una finalidad distinta, so pena de exponerse a un cargo criminal
por malversación de fondos públicos cuando menos.
Este saber hacer supone, salvo mejor
criterio, acompañado de una férrea voluntad política de llevar a cabo objetivos
y cumplir una meta propuesta, es la clave de una gestión política exitosa.
Naturalmente, la labor no la lleva a cabo un sólo hombre, sino un equipo
cohesionado de asesores para áreas específicas que poseen las competencias, el
conocimiento y la capacidad, de poner sobre la mesa soluciones viables a
problemas concretos que conlleven a la paz social y al sostenimiento de la
brillantez política del Lider. En pocas palabras, un tren ejecutivo inepto, o
sin la preparación necesaria para encarar la difícil gestión pública cuya masa
comienza a enardecerse, produciendo únicamente una burocracia por completo hipofuncional,
está condenado a la derrota segura en la arena electoral, por más retórica y
demagogia que prodigue.
La falta de
conocimiento gerencial se traduce siempre en improvisación. El político
acorralado, sale como puede del “atasco” que lo confronta y exige, pero al
carecer de herramientas cognitivas e instintivas idóneas, abandona luego los
proyectos ofertados o no planifica debidamente su prosecución. El resultado es
siempre triste y recurrente: economías desgarradas por el derroche y el
despilfarro.
En el trajinar político que acaece en algunas
sociedades democráticas o abiertamente autoritarias, encontramos escenarios
dramáticos donde no sólo se desdeña del conocimiento, sino que se le persigue,
y paulatinamente, se le sustituye por la adulación y la lisonja al “Lider” de
turno, alimentando egos disminuidos que con pericia llegan a detentar poder
político relevante. Entonces, el “iluminado” otorga premios a los adulantes por
su leal e incuestionable servicio prestado por la causa, y por eso vemos
Ministros incapaces de articular un pensamiento coherente, o situaciones
verdaderamente embarazosas que involucran incluso, la intervención de la
comunidad internacional.
Estamos
seguros que el lector ha establecido ya sus comparaciones y sacado conclusiones
palmarias sobre el entorno político en que se desenvuelve. El sendero
electoral, es el camino.
ABOG. CÉSAR ENRIQUE LÓPEZ BACAICOA.
Maestria en Derecho Internacional de los Derechos Humanos, Justicia Penal Internacional y Derecho Internacional Humanitario.
Maestria en Derecho Internacional de los Derechos Humanos, Justicia Penal Internacional y Derecho Internacional Humanitario.
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